Desde Katmandú cogimos un bus hacia Pokhara. Fuimos en autobús local hasta la estación de Gongabu, en el norte de la ciudad, y allí cogimos un bus en el que estaríamos las siguientes 12 horas… Los viajes en Nepal son muy muy largos… Por suerte vamos preparados, y un buen rato lo pasamos viendo películas con el portátil.
Llegamos a la estación de autobuses de Pokhara por la tarde, estábamos exhaustos, aun así, nos dirigimos caminando hacia la zona de más densidad de hoteles y guests house. Habíamos leído sobre el h¡Hotel Sunflower, muy correcta y a buen precio, así que allá fuimos. Recorrimos todas las callejuelas que nos pudiesen llevar hasta esa zona, pero imposible… gracias a la preciada información de un amable señor local nos hizo sonreír otra vez… y llegamos a nuestro destino!!!
Habitación correcta, limpia y gente amable, por 6 dólares la noche… genial!!!! Al día siguiente, nos levantamos y directos a desayunar, antes que Mayra desatara toda su furia matutina ayunera…
Pokhara está situada en la falda de varias montañas increíblemente altas, y las más destacables, los Anapurnas… 4 montañas de más de 8000 y 7000 metros… todo un espectáculo.
Desde allí empiezan los trekkings a los campos base de los diferentes Anapurnas, La ciudad está también limitada por el lago Phewa, muy bonito. Dentro del lago se ve el Lake Temple. En el mismo lago alquila embarcaciones para dar un paseo por un par de dólares.
La calle paralela al lago es la más concurrida, llena de tiendas de ropa, artesanía, hoteles y cafeterías. Es agradable pasear por esta zona, aunque sea muy poco local.
Allí realizamos algunos voluntariados. Por ejemplo en la guardería de la fundación Butterfly, donde pudimos jugar con unos niños monísimos (ver post).
También fuimos a hacer talleres en una escuela situada en un campo de refugiados tibetano (ver post), en la parte norte de la ciudad, a unos 20 kilómetros.
Los poblados tibetanos eran ciertamente diferente, las caras de sus gentes ya mostraban rasgos distintos. Las dos experiencias fueron muy bonitas, para guardarlas en el recuerdo.
Tuvimos la oportunidad de actuar en una escuela monasterio budista tibetana. Estaba llena de pequeños y jóvenes monjes, todos tibetanos, con sus atuendos de colores rojizos, con caras traviesas y curiosas por nuestra presencia. Los comentarios de la actuación los podéis encontrar en el siguiente enlace. Fue toda una experiencia… realmente diferente… (ver post)
Y de allí, nos fuimos a la frontera con India, nuestro tiempo en Nepal llegó a su fin, una pena…
Cogimos a las 9 am un autobús local hasta la frontera con India, y llegamos por la tarde-noche. El trayecto no fue fácil, y aun iba a ser más largo hasta la siguiente parada, Varanasi, esta vez por tierras Indias… La aventura continua!!!!