De Mui Ne seguimos la carretera del interior hacia Dalat, nuestra siguiente parada, una ciudad en las montañas… Seguimos la carretera cruzando el parque nacional que se encuentra antes de la ciudad.
Una vez en Dalat, habíamos reservado alojamiento a través de Booking.com, una habitación doble en Oc Hostel. Primero, estuvimos unas horas para conseguir localizar el hostel, no tenía letrero!!! a quién se le ocurre… y después, la señora del hostel nos hace seguirla, “unas calles” que fueron bastante to a otro hostel donde nos acompañaron a un dormitorio…
Le dijimos que habíamos reservado una habitación doble, pero simulaban que no entendían… que estaban desconcertados… jajajaja… menudos canta mañanas… Así que nos conectamos a su internet, buscamos otro sitio y les dijimos cuatro cosas, menuda pérdida de tiempo… que jeta!!
Nos fuimos a Joy Homestay. Era un despacho de delineantes que habían apañado unas habitaciones. Nuestra habitación era un colchón en el suelo, nada del otro mundo, por 135.000 Dongs, pero la chica que vivía allí nos invitó a cenar lo que había cocinado: arroz y pollo. Estuvimos hablando un rato, estuvo bien.
Al día siguiente recibimos respuesta de solicitudes que habíamos hecho en Couchsurfing, una tal Sandy que regentaba una hostel, Sandy Homestay, nos invitaba a estar en un dormitorio de gratis si enseñábamos un poco de inglés a sus sobrinos… Así que nos fuimos allí las siguientes 3 noches que estuvimos en Dalat, y estuvimos genial…
Dalat nos enamoró… además de ser lugar de encuentro de enamorados, se trata de una ciudad de arquitectura colonial francesa, los edificios son fantásticas casas de una estética refinada, nada que ver con el resto de Vietnam…
Más o menos toda la ciudad sigue la misma estética colonial, a diferencia del resto de Asia que hacen los edificios sin ningún patrón, creciendo como ciudades horribles… Era un gusto pasearse por la ciudad, con aromas que recordaban a Francia e Inglaterra, tuvimos la extraña sensación de dejavou, esa ciudad nos transportaba a recuerdos del pasado, a viajes por países Europeos, con aromas a carnes, olor a grasa típicas de países fríos, sensaciones familiares, que nos hacía estar en casa, mezclado con los preciosos edificios de montaña y las vistas de la ciudad que nos regalaban sus colinas.
Majestuosos hoteles, con techos de pizarra, como balnearios nórdicos, a pies de lagos… Un lugar al que consideramos especial, pero es algo personal, bastante subjetivo, solo tenéis que pasear sin prisas por sus calles y sentirlo por vosotros mismos… se me pone la piel de gallina recordándolo…
El Night Market de Dalat es movido y colorido, muy concurrido, un lugar curioso dónde pasear. En sus bordes hay paradas dónde comprar leches de judías, soja o cacahuete, y sucar unos dulces tipo churros, para calentarse un poco del frío, para variar…
En el centro de la ciudad hay un gran lago, y delante del lago dos construcciones modernas y curiosas que cubren un centro comercial, el Big C, y una cafetería, Doha.
También tenemos la Crazy House, inspirada en la arquitectura de Gaudí, y el 100 Roofs Bar, un bar que es un laberinto decorado como un bosque y piedra, un lugar curioso.
Un día unos abuelos vietnamitas que estaban en la terraza de un bar tomando cervezas nos llamaron para que nos acercáramos, y como no teníamos prisa allá fuimos. Estuvimos como dos horas hablando y tomando cervezas con ellos, eran encantadores, picaros pero sin traspasar la línea del caballero, gente muy lista, amable y educada, con un toque sorprendentemente europeo, más en concreto francés. Un buen rato compartido con los locales.
A unos kilómetros de la ciudad está la pagoda Thien Vien Truc, preciosa con jardines, todo muy bien cuidado, de maderas barnizadas, un lugar místico.
Allí conocimos a un monje que nos empezó a hablar en perfecto castellano… nos quedamos de piedra… grata sorpresa, nos regaló una traducción que habían hecho de un libro sobre budismo.
Al lado de la pagoda está el lago Ho Tuyen Lam, dónde nos empezó a llover demasiado y tuvimos que anular la visita a las cascadas de agua, que por cierto había que pagar entrada…
Abandonamos Dalat cruzando las montañas, un paisaje de montaña precioso entre bosques de coníferas, un lugar totalmente diferente al resto de Vietnam… Adiós Dalat, esperamos poder visitarte en otra ocasión…
Daniela y yo acabamos de leer otra de vuestras aventuras, y aunque es del año pasado, nos ha encantado!!
Gracias por compartirla con nosotr@s.
Un besazo!!