De Pai, nos dirigimos al Wat Pa Thum Wua, un monasterio budista en medio de la montaña dónde puedes hacer un retiro para meditar.

Para llegar, cogimos en Pai el autobús local. Este autobús se coge justo al lado de la estación de autobús de Pai (fuera, mirando la estación a mano izquierda). Es un Fan bus amarillo que va a Mae Hong Son, cuesta 100 Baths por persona, que pagas cuando llegas, y sale a las 11:30 am cada día, aunque mejor asegurarse un sitio llegando a las 11h. Si preguntas en la estación de autobús te dirán que no hay… para que cojas su furgo A/C que cuesta 150 Baths.

Una vez allí te recibe muy solemnemente una mujer, adivinamos alemana, que te explica el funcionamiento del monasterio y sus horarios (ver foto). Se trata de un Vipassana, pero que tú escoges si quieres permanecer en silencio o no. La rutina incluye unas 6 horas al día de meditación guiada, sentado, caminando o estirado, además de meditación individual en la habitación.

La meditación guiada se basa en el Samadhi, estado de consciencia meditativo, compuesto por Samatha y Vipassana, te explican cómo poder practicar, con teoría y a la práctica. Además te dejan cualquier libro de la librería para que te lo leas en la habitación y aprender un poco más sobre budismo y meditación. Un libro interesante de Vipassana, si lo encontráis, es: To See the Truth, The teaching of Venerable Pramote Pamojjo.

Uno de los descubrimientos para mi, fue el Walking Meditatation, lo realizabamos sobre las 8 de la mañana, caminando durante una hora en fila, en pleno silencio, descalzos y alrededor del lago del monasterio. Ciertamente momentos muy especiales.

Hay que ir de blanco, pero si no tienes ropa te la dejan, limpita y oliendo a rosas… no como la nuestra… Al vestir todos de blanco parece una secta o una hospital mental… nada más alejado, se basa en el descubrimiento de la sabiduría… La zona de meditación está impoluta, al igual que las habitaciones. Lugar perfecto para estar confortable y meditar a gusto.

Te dan de comer 2 veces al día, a las 7 am y a las 11 am, menú vegetariano, arroz con verduritas en salsa, no muy sabroso pero sanísimo!!! y de postre un poco de fruta. Todo correcto, el problema es que esa es la última comida del día… por suerte para glotones pecadores como nosotros, hay una tienda a la entrada del monasterio para que compres algo si no aguantas… jejeje… dejan que tú mismo decidas la dureza de la experiencia.

Algunas de la normas, eran hombres y mujeres separados tanto para meditar como para dormir, y como no (machismo absoluto) los hombres en las filas delanteras ante el séquito de monjes. Tampoco podía haber contacto físico entre mujeres y hombres ( y yo sin poder dar achuchones a Jaume… con lo que me gusta a mí) y a las 20.30 pm prohibida la comunicación también entre mujeres y hombres… no sea que la noche despierte a la fiera que todos llevamos dentro.

Habían diversas estancias; unas de gran tamaño compartiendo con 10 personas aproximadamente, durmiendo en el suelo con un finísimo colchón, almohada y dos mantas. Y otra pequeñas cabañas para dos personas con baño propio, pero con las mismas condiciones respecto al colchón….

Definitivamente, todo ello fue una gran y en ocasiones dura experiencia, ya que para personas algo inquietas, levemente hiperactivas y no acostumbradas al silencio (como algo incómodo) puede ser todo un reto… y justo eso es, un reto para encontrarse un rato consigo mismo y hablar  solamente uno consigo mismo… aunque no nos guste lo que oigamos, veamos o sintamos… justo ese es el aprendizaje… estar con uno mismo para aprender a quererse, para aprender a aceptarse.

Otro aspecto destacable es el paisaje, en medio de la montaña, rodeados de bosque, con jardines impolutos, cuidados al detalle, la meditación caminando fue un paseo por el paraíso, más de 50 personas en fila, en completo silencio, paseando por los jardines del Eden… árboles centenarios, reptiles de cabeza azul, densa vegetación en armonía con nosotros, los monjes, el mundo, un lago lleno de peces gato enormes, árboles frutales por todas partes… experiencia que no olvidaremos y seguro repetiremos… les damos las gracias de corazón. Cuando te vas del lugar, puedes dejar una donación voluntaria, sin recordatorio ni presión, y la dejas a gusto…

Al marchar, ellos mismos llaman al Fan bus amarillo que por 100 Baths te lleva de vuelta a Pai.