Llegamos a la estación de autobús, nuestro destino: Nong Khiaw. No había autobús directo, así que fuimos a Oudomxay (nos costó 40.000 kips/persona) y de ahí debiamos coger otro para acercarnos más… no lo teníamos muy claro. La otra alternativa era ir directo a Nong Khiaw pagando 100.000 kips por persona en una furgoneta, ni hablar… demasiado caro, opción turista!! Asi que llegamos a Oudomxay y en la taquilla de la estación nos dijeron que teníamos que ir hasta Pak Mong por 40.000 kips/persona y una vez allí coger un tuk-tuk hasta Nong Khiaw… nos dio mala espina, no respondían a nuestras preguntas… así que preguntamos más y descubrimos que había una nueva estación con más opciones, adivinad… a 8 km…

Pues allá fuimos… Hicimos auto-stop otra vez, le estábamos cogiendo el gustillo. Nos cogió un matrimonio de Laos muy tímido, casi no nos dirigieron la palabra. Nos subimos en la parte de detrás de su camión y hacia la estación!!

Una vez ya en la nueva estación nos dijeron que podíamos ir a Pak Mong en furgo (esta vez por 30.000 kips) y allí coger un tuk-tuk a Nong Khiaw… aceptamos, no había otra opción. La furgo salía a las 13h. Cuando llegó la hora, la furgo no salía, éramos los únicos pasajeros… nos dijeron que saldría a las 14h… bueno, paciencia… y tampoco salió. Acción-reacción, nos cabreamos y pedimos que nos devolvieran el dinero… Órdago a bastos!! Así que, teníamos el dinero pero no alternativa de transporte… Con un par de narices nos lanzamos a la carretera e hicimos auto-stop, teníamos 106 km por delante… jajajaja…

Tuvimos muchísima suerte, nos recogió un camión pequeño que iba en la misma dirección. Sin entendernos, ni dónde se dirigía ni dónde íbamos nosotros, nos subimos. En la zona de carga, al aire libre, viajábamos con dos motos, un chico, una gallina y una señora. Sin saber cuánto trayecto iría en nuestra misma dirección emprendimos la marcha!!! Que emoción!!! controlábamos dónde íbamos con el navegador del móvil. Finalmente, llegamos, el camión nos llevó hasta Pak Mong!!!! Menuda suerte… Ole ole ole!!

Tercera parte del trayecto, de Pak Mong a Nong Khiaw… pues a seguir probando… esta vez no nos paraba nadie… nos dirigíamos a coger un tuk-tuk cuando de repente vimos una especie de autobús lleno de locales, les preguntamos si iban a Nong Khiaw y todos asintieron con la cabeza. Nos subimos casi con el vehiculo en marcha y ya de camino!! En una de las paradas el conductor nos dijo que nos iba a costar 50.000 kips los dos, le dijimos que mejor 40.000 kips y accedió… ya está hecho!!

Nong Khiaw es uno de los lugares más bonitos en los que hemos estado. Es un pueblo hacinado en un pequeño valle entre montañas escarpadas, cubiertas de densa vegetación, selva, en un espacio creado por un gran río, el Nam Ou. El pueblo está dividido en dos por el río y comunicado por un gran puente.

Conseguimos alojamiento en Phulisack Guesthouse, una habitación con baño y agua caliente, todo muy limpio, por 50.000 kips la noche, perfecto!!!! En el pueblo también se pueden contratar trekings, paseos en kayak, bicicleta, etc… Se puede subir un mirador con vista a todo el valle, que cuesta 20.000 kips por persona, también se pueden visitar las cuevas donde la gente se resguardaba durante los bombardeos, también cuestan 20.000 kips.

Nosotros caminamos carretera arriba, un paraíso terrenal de naturaleza… precioso. Además, unos amigos en una visita anterior conocieron a un chico local y su padre, y nos pasaron su contacto. Su nombre: Ku, un chico de un pueblo río arriba desde Nong Khiaw, Sop Vanh. Nos encontramos y charlamos un poco. Nos invitó al día siguiente a visitar su pueblo, nos vendría a buscar en su barca, visitaríamos su pueblo y después haríamos un picnic, todo bañado con LaoLao whisky… que emoción!!!!

Al día siguiente, a las 8 am nos vino a buscar al río con su estrecha canoa, típica de la zona y con un típico motor asiático, estos que son un palo con una hélice al final que se mete y saca del agua… Navegamos unos 30 minutos río arriba, el paisaje era espectacular… precioso, de documental televisivo… y al fin llegamos, el embarcadero de Sop Vanh. Eran unos palos de bambú clavados en la orilla para amarrar las canoas, una playa de arcilla, con una escalera esculpida en el barro. Entre las calles del poblado se escuchaba música, no olvidemos que seguimos estando en el Pi Mai Lao, el fin de año budista, todo el pueblo se asentaba sobre suelo de tierra y barro. Las casas eran de cemento, bambú y fibras naturales. Como de costumbre, los típicos animales de abasto se paseaban por las calles, incluso un búfalo de agua, precioso animal que pudimos incluso tocar… que manso y adorable. También visitamos el templo, sencillo pero bonito, hablamos con los monjes mientras todo el mundo, sobre todo los más jóvenes, nos miraban con curiosidad…

Entramos en su casa y nos recibieron sus padres, muy encantadores. Prepararon la mesa con diferentes platos, al ratito otra gente del pueblo entró y nos sentamos todos alrededor. Tocando la mesa con los dedos de la mano derecha y levantando la izquierda recitaron una serie de palabras que no entendimos, eran como deseos o plegarias, cada uno lo hacía individualmente, pero todos a la vez… de repente se levantaron y vinieron todos hacia nosotros, y nos empezaron a atar unos cordones blancos de algodón en las dos muñecas, mientras recitaban buenos deseos para nosotros… muy emotivo.

Acabamos con unas 10 pulseras de cordón en cada muñeca… después comimos un poco de los platos que habían preparado: noodles con cerdo, arroz glutinoso, sopas con hierbas varias, todo muy rico, de postre había dulce de masa de arroz (Kaopat), coco con una especie de judías pintas (Kanumneap) y un plato de calabaza con leche de coco y unas bolitas que estaba delicioso (Kenvan). Y de tanto en tanto nos llegaba un chupito de whisky laolao, un licor blanco de alta graduación. Toda una ceremonia en nuestro honor, nos deseaban buena entrada de año, al día siguiente lo harían para ellos mismos.

Después, con su hermano y cuñada, nos fuimos a hacer el picnic en el río. Fuimos los 5 en su barca, cargados con cestos con la comida y un altavoz para la música. Seguimos subiendo el río, maravilloso paraje y paramos en una pequeña playa. Allí en un momento encendieron un fuego, recogieron hojas de platanero como mantel, cortaron unas ramas de forma que fijara el pescado que traíamos para ponerlo en el fuego. Era una barbacoa de pescado!!!! Después recogieron unas hojas del lugar, las cubrieron con una hoja de platanero y las cocinaron en el fuego, al abrir la hoja estaban cocidas, estaban muy buenas, eran como borraja pero más sabrosas!! Todo bañado con chupitos de whisky laolao y agua hervida.

Después de comérnoslo todo, volvimos al pueblo en la canoa. Descargamos en su casa y justo cuando nos iba a llevar de vuelta a Nong Khiaw empezó a llover… como estábamos cansados, decidimos ignorar la lluvia y que nos llevara Nong Khiaw, todo correcto. Cogimos la canoa y cuando estábamos de camino empezó a diluviar!! Estábamos en una canoa de 2 palmos de ancho y uno de alto, cruzando un río enorme, cayendo un aguacero que pocas veces había visto… fue emocionante… y por supuesto, el paisaje seguía siendo espectacular, una combinación natural fantástica de tierra y agua… Mencionar que al bajar a la canoa en el embarcadero y al subir a tierra cuando llegamos, casi nos dimos un par de resbalones con el barro rojizo que lo cubre todo cerca del río.

Así concluyo un día impresionante, viviendo una de las experiencias más auténticas que vamos a vivir en este viaje… no lo vamos a olvidar fácilmente…

Finalmente no fuimos a Muang Ngoy, tal como habíamos previsto, porque costaba bastante llegar, teníamos que hacer noche allí y ya nos habíamos llevado nuestra experiencia autentica en el río y en un pueblo de la zona…

De Nong Khiaw nos fuimos a Luang Prabang. A las 8 am estábamos en la estación de autobús de Nong Khiaw, de allí, a las 9 am salía el “bus” a la estación norte de Laung Prabang. El ticket nos costó 40.000 kips por cabeza… Genial!! Siguiente parada… allá vamos!!!!