El billete a Phnom Penh nos costó barato, 5 dólares, y a pesar de que el autobús llegó a recogernos tarde, y súmale la carga y descarga del millón de cajas que llevaba, cojas incluso por los pasillos, y que era un vehículo bastante borreguero, me refiero a que era antiguo y desgastado, el viaje fue placentero y sin mayores percances.
Llegamos a las 5 am a la capital, así que como siempre tuvimos que ir en busca de la mejor opción para dormir. Para ello había que dirigirse al centro, con las referencias que habíamos sacado de otros viajeros, empezamos la ronda de consulta-regateo. La mejor opción que encontramos fue en Royal Guesthouse, dónde por 6 dólares teníamos una habitación, doble con ventilador, en el último piso al final de un pasillo con vistas a la ciudad, y como era la última habitación podíamos dejar la puerta abierta mientras estábamos dentro, haciéndola mucho más agradable.
Phnom Penh no nos gustó especialmente. A diferencia de Battambang, la gente está muy tensa, todo es más caro o al menos lo es los para occidentales… ves menos caras amables en las que alegrarte el día recibiendo una sonrisa… El centro es ruidoso y ajetreado, además… atención!! nos repitieron por todas partes que cuidado con los tirones de bolsos y móviles. Incluso a nuestro querido amigo Toni, que escribe el blog Motxilles Abismals, le intentaron robar de un tirón el móvil y la bolsa… Nosotros no tuvimos ningún indicio de ello, aunque sí que íbamos precavidos después de tanto aviso por parte de locales.
Las calles del centro están llenas de restaurants, agencias de viajes y hoteles, todo lo que un centro turístico necesita para sacarle la pasta al turista… Pero lo que más nos llamó la atención es la cantidad de bares con mujeres alegres de la zona… pero llenísimo!! algunos bares se encuentran en el límite, que no sabes si son de alterne o no… pero otros son descaradamente puti clubs!! con las señoritas fuera chateando con el móvil… porque en Asia (y mucho me temo que en todo el mundo) si no estás haciendo alguna obligación, entonces estás amorrado al móvil…
Esta zona de la ciudad es imposible, todos los precios están hinchadísimos, más de lo habitual, pero sólo para el turista. Así que te vas a un restaurant local, con bastantes camboyanos comiendo, preguntas el precio y te dicen el triple… jajajaja… a veces incluso se les escapa una ligera risa… Como en casi toda Camboya o podríamos decir casi todo el sur-este asiático, hay una carta con precios para los locales y otra carta traducida al inglés para los turistas, y las dos tienen precios diferentes… Aunque en el centro de Phnom Penh es más descarado. Sólo hay que irse unas calles fuera del centro para tener un precio solo ligeramente superior al local… Este es el juego que nos toca jugar… o te gusta o te gusta…
En el centro también está el Night market, con tiendas de souvenires, comida que no hace nada buena pinta y poco más… muy poco logrado, comparando con la oferta de otras ciudades. También puedes dar un paseo al lado del río, agradable y refrescante por la noche…
Las principales atracciones turísticas son Royal Palace y la Pagoda de Plata, que la entrada vale una pasta ($10) y no entramos… con según que palacios y templos somos así de expeditivos… los vimos desde fuera…
Lo que sí que es visita obligada es el Museo del Genocidio Tuol Sleng, una escuela de secundaria convertida en una prisión de máxima seguridad, conocida como el S21, en la época de los Jemeres Rojos. La entrada cuesta 3 dólares y la audio-guía 3 dólares más. Se trata de una prisión temida en la época entre 1975 y 1979, dónde llevaban a los criminales contra el partido para interrogarlos, torturarlos sin ninguna compasión, eliminarlos, o recluirlos en condiciones inhumanas por el tiempo que pudieran permanecer vivos.
En el mismo museo se pueden ver fotos de las víctimas que pasaron por la prisión, y también de los pocos supervivientes, solo 12 personas, además de utensilios, cartas, declaraciones, confesiones… Las instalaciones se mantienen como las dejaron los Jemeres Rojos, todo es muy rudimentario, extremadamente simple, terroríficamente mortífero…
Pasearse por esta prisión y escuchar la historia que se encierra en ella es estremecedor, ¿como nos podemos hacer semejantes barbaridades los unos a los otros…? Además, esto no pasó hace tanto tiempo así que víctimas y verdugos conviven juntos. Los camboyanos no guardan rencor a los hechos, los que ejecutaban se les reconoce que recibían órdenes sin alternativa… todo es relativo, pero ¿para qué sirve el rencor?
El problema es que hasta la actualidad no ha habido ningún tribunal que haya condenado los hechos, así que los culpables siguen envejeciendo impunes, negando haber sido partícipes y diciendo que seguían ordenes o que ellos nunca ordenaron aquello…
Qué relativo es todo, cuando las víctimas pertenecen al mundo “sub-desarrollado” un tremendo genocidio puede pasar desapercibido sin problema…
Para movernos alquilamos unas bicicletas en una agendia de viaje, Solomon Travel, en la calle 172. Nos pedía 3 dólares por 2 bicis por día y lo acabamos sacando por 2,5 dólares. Además, y como siempre, es interesante visitar los mercados de la ciudad, como el Mercado ruso, lleno de “antigüedades” y replicas curiosas como souvenires, además de ropa turística, restaurantes locales y demás artículos de un mercado.
También está el Mercado Central, bastante turístico, con forma de estrella y un alto techo abovedado. Tiene paraditas de joyas y relojes en su zona central, mientras que en sus extremos varía, entre ropas, artículos para móviles, y verduras, carne y pescado.
Y para visitar un mercado local en plena actividad, el Boeung Keng Kang market es vuestro lugar. Es un mercado local con todo su encanto donde es un placer perderse entre sus callejones…
Para comer, fuera del centro los restaurantes locales pueden variar, hay que vigilar un poco su higiene, como siempre, aunque todo son del estilo. La verdad es que no encontramos un sitio en especial, fuimos cambiando a cada comida por no probar ninguno a destacar… El precio rondaba ente 1 y 1,5 dólares.
Y si quieres un poco de cambio de dieta, en Pizza Factory & Caffee, al mediodía tienes un 2×1 en pizzas!!! así que te acaba costando unos 4 dólares cada pizza… y son muy buenas!! En el centro encontramos un puesto muy curioso… la pizzería más pequeña que hemos visto en nuestra vida. Se trata de un horno de leña sobre un carrito!!! No pudimos probar sus pizzas a 5 dólares, pero nos hubiese gustado.
Ah! al salir del Museo S21, compramos una ensalada cubierta por una tortilla de arroz que estaba muy buena por 3000 rieles cada una.
Mencionar que nos sacamos el visado de Vietnam en la embajada Vietnamita en Phnom Penh. Tardan 48 horas (o lo puedes tener en la misma mañana pagando más) y cuesta 30 dólares 1 mes o 40 dólares 3 meses… Muy fácil y muy eficiente…
Y llegó el día de marcharnos, buscamos por todas las agencias un autobús para ir a Ha Tien, y nos costó encontrarlo a un precio decente… Finalmente lo conseguimos por 12 dólares cada uno en la compañía Champa Mekong, incluyendo un tuk-tuk que nos vino a buscar al hotel. El bus pasaba por Kampot y por Kep.
Así que… nos vamos a Vietnam!!!!! ole ole ole!!! Dejamos atrás Camboya, un país que nos ha tratado muy bien…