Tupche y Lamagaun, dos pueblos encantadores del Nepal rural

Desde Katmandú cogimos un autobús hacia Tupche, un pueblo a unos 80 km. La carretera era impracticable, como es usual en Nepal. En algunas partes del trayecto los socavones en la carretera eran tales que la cabeza nos tocaba el techo a cada bote, debíamos ir con cuidado de no hacernos daño… sin exagerar… Por el camino cruzamos pueblos que a medida que nos alejábamos de Katmandú eran más pintorescos, parecían de otros tiempos…

De repente no paramos, había una cola interminable de coches, camiones y otros autobuses. No avanzábamos así que decidimos ir a ver que sucedía: un desprendimiento había dejado caer toneladas de arena y toca sobre la carretera. Una excavadora ya estaba trabajando para despejarla, pero aun teníamos para rato.

Las carreteras del Nepal son muy peligrosas y sobre todo en las épocas de lluvia, cuando aumenta el peligro de desprendimientos… imagínate que te caigan unas toneladas de graba encima… no lo quiero ni pensar…

Finalmente llegamos al pueblo de Tupche. Seguimos las indicaciones que nos había dado Montse de Petit Mon: cruza el puente del río, gira a la izquierda y sigue el caminito hasta ver una casa de colores… Y allí era, la residencia Chandeswori, donde pasaríamos los siguientes 3 días en compañía de unas personas geniales (ver post Clown Science Dreams).

Tupche se encuentra en el distrito de Nuwakot. El pueblo de Tupche es muy pequeño, se compone de una avenida flanqueada por casas bajas. Siguiendo esta carretera te encuentras con todo el pueblo, los abuelos tomando la fresca, las señoras tendiendo… y más adelante están los campos de arroz, donde los adultos y jóvenes se dedican a segar las hebras de arroz, las dejan secar y después desprenden el arroz a golpes sobre una lona. El paisaje es muy pintoresco, muy rural, nos encantó pasar el tiempo sin preocupaciones, simplemente observando como trabajaban el arroz…

A través de nuestras labores de voluntariado también pudimos visitar la escuela. Se compone de una explanada vacía, con dos filas de barracones a los lados. Los niños que deberían estar en clase, corrían por el patio, o apoyados en las ventanas charlando. La única clase que estaba activa durante nuestra visita fue la de Andrew, un voluntario de UK que daba clases de inglés y ciencia…

 

La verdad es que todo era muy muy básico y sencillo, 1 templo pequeño, 2 bares y 2 pequeñas tiendas de alimentos, el resto se compraba en Trisuli, el pueblo de al lado que es más grande.
Al finalizar nuestra misión en Tupche, cogimos un autobús en la carretera y nos fuimos a Lamagaun. Para llegar debíamos de para en el pueblo Ranipauwa y caminar una hora por la montaña, en una carretera de barro, cruzando aldeas, seguidos por perros amables que eran atacados cuando por descuido se metían en el territorio de otros perros…

No fue fácil llegar, las indicaciones no eran muy claras, y el pueblo estaba desperdigado por la ladera de la montaña… Nos acercamos a una casa y finalmente oímos una voz en castellano, era Mire, una voluntaria de Hugging Nepal que nos daba la bienvenida desde el campamento de los voluntarios. Era como un terreno campamento de película de aventuras, una carpa en medio de la vegetación, con un sistema eléctrico improvisado, tiendas de campaña y una gran mesa de operaciones… Si queréis saber más podéis ver el post de Clown Science Dreams .

Lamagaun, como ya hemos dicho es un conjunto de casas repartidas por la ladera de la montaña, entre campos de cultivo y vegetación salvaje, es pura naturaleza. Las casas son de piedra y arcilla, muy antiguas y muy rudimentarias. Los manojos de maíz cuelgan de las paredes para secarse, el lavabo, o letrina, a fuera, alguna vaca pastando, una imagen bucólica. La noche que pasamos allí cenamos en la casa de unos abuelos.

Entramos en la casa y la abuela estaba sentada en el suelo cocinando, preparando la cena. La cocina estaba construida con arcilla y era alimentada con leña. La cena se compuso de arroz y sopa de lentejas, Dal Bat, típico de todo Nepal.

Al día siguiente, la mañana era clara y soleada. Nos preparamos para hacer el voluntariado ya mencionado, en la escuela que Hugging Nepal estaba rehabilitando. Seguimos el sendero que nos llevaba a la escuela cruzando los patios de las diferentes cases del camino. Fue un día intenso, donde los niños y niñas disfrutaron muchísimo!!!!

Y llego el momento de irse. Fuimos al campamento a recoger las mochilas y a deshacer el camino, aunque esta vez era en subida… se hizo durísimo!!!! Pero al fin llegamos a la carretera principal, donde pasaba nuestro autobús. Mientras esperábamos, nos tomamos un té con leche en una cafetería local, interaccionando con los curiosos.

Siguiente destino era Katmandú, para recoger e irnos a Pokhara.

Pokhara, una bonita ciudad a la falda de las Anapurna

Desde Katmandú cogimos un bus hacia Pokhara. Fuimos en autobús local hasta la estación de Gongabu, en el norte de la ciudad, y allí cogimos un bus en el que estaríamos las siguientes 12 horas… Los viajes en Nepal son muy muy largos… Por suerte vamos preparados, y un buen rato lo pasamos viendo películas con el portátil.

Llegamos a la estación de autobuses de Pokhara por la tarde, estábamos exhaustos, aun así, nos dirigimos caminando hacia la zona de más densidad de hoteles y guests house. Habíamos leído sobre el h¡Hotel Sunflower, muy correcta y a buen precio, así que allá fuimos. Recorrimos todas las callejuelas que nos pudiesen llevar hasta esa zona, pero imposible… gracias a la preciada información de un amable señor local nos hizo sonreír otra vez… y llegamos a nuestro destino!!!

Habitación correcta, limpia y gente amable, por 6 dólares la noche… genial!!!! Al día siguiente, nos levantamos y directos a desayunar, antes que Mayra desatara toda su furia matutina ayunera…

Pokhara está situada en la falda de varias montañas increíblemente altas, y las más destacables, los Anapurnas… 4 montañas de más de 8000 y 7000 metros… todo un espectáculo.

Desde allí empiezan los trekkings a los campos base de los diferentes Anapurnas, La ciudad está también limitada por el lago Phewa, muy bonito. Dentro del lago se ve el Lake Temple. En el mismo lago alquila embarcaciones para dar un paseo por un par de dólares.

La calle paralela al lago es la más concurrida, llena de tiendas de ropa, artesanía, hoteles y cafeterías. Es agradable pasear por esta zona, aunque sea muy poco local.

Allí realizamos algunos voluntariados. Por ejemplo en la guardería de la fundación Butterfly, donde pudimos jugar con unos niños monísimos (ver post).

También fuimos a hacer talleres en una escuela situada en un campo de refugiados tibetano (ver post), en la parte norte de la ciudad, a unos 20 kilómetros.

Los poblados tibetanos eran ciertamente diferente, las caras de sus gentes ya mostraban rasgos distintos. Las dos experiencias fueron muy bonitas, para guardarlas en el recuerdo.

Tuvimos la oportunidad de actuar en una escuela monasterio budista tibetana. Estaba llena de pequeños y jóvenes monjes, todos tibetanos, con sus atuendos de colores rojizos, con caras traviesas y curiosas por nuestra presencia. Los comentarios de la actuación los podéis encontrar en el siguiente enlace. Fue toda una experiencia… realmente diferente… (ver post)

Y de allí, nos fuimos a la frontera con India, nuestro tiempo en Nepal llegó a su fin, una pena…

Cogimos a las 9 am un autobús local hasta la frontera con India, y llegamos por la tarde-noche. El trayecto no fue fácil, y aun iba a ser más largo hasta la siguiente parada, Varanasi, esta vez por tierras Indias… La aventura continua!!!!