Después de un largo viaje desde Vientiane por fin llegamos a Thakhek!!!!! Ole ole ole!! Por el camino, paramos a dormir en Pakkading, un pueblo de carretera más caro de lo normal por ser parada de autobuses, con gente bastante antipática y sin ningún atractivo…

Thakhek es una pequeña ciudad a la orilla del río Mekong. Tiene edificios coloniales franceses en su centro con algún bonito restaurant. La mejor forma de comer y ahorrar dinero es cenar en el Night Market. Éste se llama así por defecto, ya que es una plaza rodeada de paraditas de comida, no hay nada más. Aquí te puedes tomar un arroz o noodles por 10.000 kips, aunque vale la pena pagar 15.000 kips aumentando un poco más la calidad y el sabor del plato. También hay rollitos, salchichas, bolas raras, y el postre que quieras, zumos de frutas, helados, y una especie de bolas de pancake con chocolate que estaban muy buenas!! Nosotros nos alojamos en una guesthouse inmunda, Daokhame guesthouse, que nos costó 30.000 kips la noche. Era sucia, vieja y estaba todo roto, así en general… aunque también había dos chicos franceses encantados con el sitio… hay gente “pa tó”!!

Lo mejor de Thakhek es que es el punto de inicio de un recorrido llamado el “Thakhek Loop”. Consiste en viajar 3 días en moto por una región del interior del país dibujando un rectángulo para volver a Thakhek. Así que dejamos las enormes mochilas en la guesthouse, nos subimos a nuestra Dinamita Vietnamita y nos lanzamos a cabalgar por el loop!!!!!

Antes de partir para hacer el loop, pasamos por el mecánico para arreglar las luces, cambiar el aceite y hacer puesta a punto de la moto.

Las primeras paradas, Tha Fallang cave (cueva) y Tham Sa Pha In, dos cuevas no muy grandes y sin atractivo. Dentro de las cuales siempre tienes a alguien que no pierde la oportunidad de pedirte pasta. Os las podéis ahorrar perfectamente… Después, visitamos el pueblo de Mahaxay, porque estaba de camino. Es un pueblo rural muy local, y todo lo local es curioso de ver. Nos dimos una vuelta por el lugar, calles de fango, los niños jugando por la calle, entre gallinas cerdos, vacas y perros… como estar en otro siglo… no dejamos de sorprendernos…

Y siguiendo la carretera llegamos a Thalang, nuestra primera parada. Un pequeñísimo pueblo que se encuentra en tierras rodeadas de agua. Se llega por una carretera entre lagos, llenos árboles muertos salientes, es como una marisma gigante, y el pueblo está en el centro de ésta. El paisaje es raro y muy bonito. Nos alojamos en Phosy Thalang guesthouse, una cabañita de madera con balcón a un río, se le podía ver el encanto (aunque tirando a cutrillo). Nos costó 40.000 kips por noche. La otra opción más recurrida es Sabaidee guesthouse que cuesta igual pero tiene un restaurant con mucha variedad de comida, incluso un buffet de carne que hacía buena pinta… En sí el pueblo no tiene nada, solo el paisaje del camino. A la mañana siguiente seguimos la ruta a través de la impresionante marisma, llena de árboles, como un bosque fantasma bajo el agua…

Y más árboles muertos entre los lagos..

Después de unos cuantos kilómetros llegamos al camino que llega a la Cool Springs, una piscina natural fría. Este camino de arcilla roja es de lo más pintoresco, cruza un pueblo rural muy chulo, con sus gentes por ahí, niños y animales de abasto. Pasado el pueblo, una manada de búfalos de agua, una parte comía pasto, mientras la otra porción de la manada se dirigía a un gran charco para refrescarse sumergiéndose hasta el hocico. Los teníamos a 2 metros, son unos animales muy tranquilos y asustadizos, nos miraban fijamente, con cautela, atentos a nuestros movimientos, como niños asustados, sin embargo son bestias de una tonelada con unos cuernos que dan miedo, por esas características nos parecen entrañables.

Siguiendo el camino nos encontramos con un riachuelillo con dos mujeres pescando de una manera curiosa, sostenían un palo con una red cuadrada suspendida en su extremo, la sumergían en el agua durante un rato y después la alzaban, la imagen es perfecta para una buena foto, y no pasamos desapercibidos para las pescadoras, que sonreían tímidamente al vernos parados observando.

Justo antes del camino una niña de unos 6 años nos paró y empezamos a jugar con ella, que graciosa!! estaba alucinada con nosotros, mientras sus padres seguían sus labores del campo. Al seguir se quería venir con nosotros, le preguntó a sus padres con un grito y ellos le dijeron que ni hablar… Llegamos a la Cool Spring, como era tarde ya no había nadie para pagar entrada… genial!!

Es una piscina natural muy bonita!! El agua es transparente, se puede ver todo el fondo, tiene un tono verde turquesa oscuro, rodeada de grandes rocas redondeadas. Metemos el pie para comprobar la temperatura y… está congelada!!! Igualmente, hemos venido a jugar!! Así que allá vamos… pero poco a poco o me rompo… mientras Mayra observa mis caras de sufrimiento y mis agudos chillidos nada masculinos…

Seguimos nuestro camino, llegamos a Nahin justo cuando oscurece. Buscamos dónde pasar la noche, miramos por la carretera principal del pueblo hasta que decidimos quedarnos en Vangphouthong guesthouse por 50.000 kips la noche. Una habitación correcta y espaciosa. El “restaurant” en cambio no nos convenció, así que dimos una vuelta, todo estaba cerrado… serían las 20h… finalmente vimos un cartel encendido, una guesthouse donde se alojaban todos los mochileros, al lado de Sanhak guesthouse. Allí pudimos cenar con una cervecita y conocimos a Joe, un americano de San Diego, muy majo.

Al día siguiente seguimos nuestro camino hacia Kong Lor. El camino es espectacular, 42 km de carretera dibujada entre montañas, atravesando pueblos muy básicos, con caminos de arcilla roja, casas de madera sostenidas por troncos, cerdos correteando por los arcenes, niños saludando incansables, a los lados campos de arroz, hasta llegar a escarpadas montañas, una visión de paz y naturaleza, empujado por majestuosos y a la vez entrañables búfalos de agua…

Finalmente llegamos al recinto de las cuevas, en una gran explanada protegida por árboles compramos el ticket para visitar la cueva en una cabaña de madera. Cuesta 110.000 kips el bote para una persona, 120.000 para dos y 130.000 para tres. Nos proporcionaron chaleco salva-vidas y un frontal.

Con el barquero, un pequeño hombre siempre sonriente, nos dirigimos hacia la barca. Entramos en la cueva cada vez más oscura. Subimos al bote y nos adentramos en la oscuridad. La cueva tiene una longitud de 7 km, su altura y amplitud son considerables, así que no es claustrofóbica para nada. Mientras se recorre todo es densa oscuridad, solo se puede percibir la roca donde alumbra el frontal, la sensación es de meditación, oscuridad total, y solo se escucha el estruendo del motor. Llegamos a una zona más abierta, nos hacen desembarcar y damos un paseo por la cueva parcialmente iluminada.

Espectaculares columnas de estalactitas y estalagmitas, formaciones de todo tipo, muy poético, ver cómo la roca se forma visiblemente, creciendo como si de un árbol se tratara… Volvemos al bote, seguimos atravesando la cueva, en algunas partes del río se nota la baja profundidad en el casco del bote, incluso el barquero tiene que esquivar rocas, subiendo rápidos río arriba, hasta que… vemos la luz, y de repente el río se abre paso entre la selva, una visión preciosa, después de roca y oscuridad pasamos a brillo y un verde majestuoso.

Paramos en tierra firme, en un merendero turístico, para un breve descanso, dónde además de vender refrescos fresquitos también venden artesanías (pañuelos, faldas, foulards…) Pudimos ver como una señora local tejía las telas… nos encanta ver cómo se elabora todo manualmente!!

Una vez acabado el descanso de vuelta a la barca, para regresar al inicio… unos 7 km nos esperaban de nuevo bajo la mágica oscuridad de las cuevas…  Volvemos a atravesar la cueva, cuando mientras navegamos en la oscuridad el bote se queda encallado en el fondo haciendo un trompo, casi nos vamos al agua!!! el barquero nos hace bajar del bote y apartarnos, debemos caminar siguiendo sus pasos por una zona de roca estrecha, fuera de sus pasos la profundidad aumenta, todo está a oscuras, es resbaladizo, mejor no hacer tonterías…

Después de varias maniobras volvemos al bote, qué emocionante!! Finalmente llegamos al punto de inicio. Ha sido una experiencia entre mística y emocionante, muy recomendable!!

Mencionar que de vuelta a la moto vimos una serpiente en el camino!! Huía despavorida de nuestras pisadas… qué emocionante!!!!

Así que cogimos la moto y volvimos a Thakhek. El camino de vuelta hasta Nahin es por la misma carretera, un regalo para la vista… y a partir de ahí, directos a Thakhek sin ninguna parada.

Una vez en Thakhek no volvimos a la misma guesthouse, era demasiado inmunda, a Mayra le saldría otro herpes… Encontramos un hotel, Hotel Semsanlane, que nos cobró 40.000 kips por una habitación decente. A la mañana siguiente fuimos a buscar las mochilas a la guesthouse roñosa y nos fuimos hacia Savannakhet.

Durante el camino volvimos a tener algunos problemillas mecánicos con la moto, así que tuvimos que pedir ayuda en la casa de una familia, que encantados nos ayudaron subiéndonos la moto en su pickup para llevarnos a un mecánico. Otra muestra más la hospitalidad que nos han mostrado por su nuestro paso en Laos.

Savannakhet es una ciudad sorprendentemente grande y bastante agradable. Tiene un templo al inicio de la ciudad bastante bonito. En la parte centro hay una plaza dónde se acumulan paraditas de comida, parecido a Thakhek. Nos alojamos en Leena guesthouse por 50.000 kips muy a gusto.

Mmm… recompensa del día, gofre de chocolate con leche condensada… no hay palabras.

Y al día siguiente… nos fuimos a Pakse!!!!